La familia es la primera
instancia del desarrollo humano, pues ahí se establecen prácticas educativas y
se construyen las bases para el desarrollo socioemocional, lingüístico y
cognitivo. En la familia los niños viven experiencias tempranas positivas o
negativas, a través del modelamiento y del tipo de comunicación que se
establece dentro de ella.
En esta situación
crítica que estamos atravesando en el país, es prioridad proteger a los niños
menores de 6 años de los efectos desfavorables que nos genera la cuarentena.
¿Cómo lo podemos lograr? Con interacciones positivas en casa, brindándoles
condiciones específicas que les permitan crecer y desarrollar sus capacidades
para percibir, moverse y aprender, relacionándose con su entorno.
Según el Centro para el Desarrollo del Niño de
la Universidad de Harvard, las interacciones efectivas contribuyen al sistema
inmunitario de los bebes y los niños pequeños, a la construcción de una
arquitectura cerebral sólida y al funcionamiento neurológico.
Si los padres sentimos
altos niveles de ansiedad y estrés, los niños lo perciben. En consecuencia, es posible que sus rutinas se
vean perturbadas. Para un niño menor de 6 años es sumamente perjudicial la
falta de atención y de cuidado. Por eso, en este momento tan delicado que
estamos viviendo en nuestro país y en la región Amazonas, es necesario establecer
en casa un entorno de afecto y juego.
Nos corresponde a los
padres comprender a nuestros hijos. Por eso debemos organizarnos en casa para
atenderles e interactuar con ellos de la mejor manera posible. ¿Cómo hacerlo? ¿Cómo
atender a sus preguntas y angustias? ¿Cómo conversar con los niños que
comparten la cuarentena con nosotros? ¿Cómo encontrar los espacios y momentos
propicios para jugar y entretenernos?
Crear las mejores
condiciones para nuestros niños e interactuar con ellos de manera positiva es
un desafío grande en la situación actual. Podemos hacerlo desde nuestras actividades
de rutina diaria en el hogar; por ejemplo: en el momento de la alimentación,
del baño, del lavado de manos, del cambio de ropa, durante la preparación de
los alimentos, mientras se lava la ropa, al ordenar la ropa en el armario,
limpiar, ordenar la habitación, entre otros quehaceres del hogar.
En la zona rural podemos
aprovechar las experiencias directas con el contexto natural. Ahí, la gran
mayoría se encuentra en sus chacras sembrando, cosechando, pescando, ordeñando
la vaca, recogiendo huevos de las aves de corral y en otras actividades de la
vida cotidiana. Dentro de la adversidad en que estamos, todo esto genera un
entorno favorable para que el desarrollo del niño no se interrumpa.
Los padres y educadores
debemos hacer lo posible para que nuestros niños sigan creciendo y avancen en
su desarrollo socioemocional y cognitivo como una edificación sólida.
Quedémonos en casa para atenderles y protegerles del virus.
MILAGROS
CONSUELO HERRERA OCC
Especialista Educación Inicial – DRE Amazonas
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Elver Puerta Salazar
Director
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