domingo, 5 de abril de 2020

Actuemos de la mejor manera con los más pequeños del hogar


  
La familia es la primera instancia del desarrollo humano, pues ahí se establecen prácticas educativas y se construyen las bases para el desarrollo socioemocional, lingüístico y cognitivo. En la familia los niños viven experiencias tempranas positivas o negativas, a través del modelamiento y del tipo de comunicación que se establece dentro de ella.

En esta situación crítica que estamos atravesando en el país, es prioridad proteger a los niños menores de 6 años de los efectos desfavorables que nos genera la cuarentena. ¿Cómo lo podemos lograr? Con interacciones positivas en casa, brindándoles condiciones específicas que les permitan crecer y desarrollar sus capacidades para percibir, moverse y aprender, relacionándose con su entorno.
Según el Centro para el Desarrollo del Niño de la Universidad de Harvard, las interacciones efectivas contribuyen al sistema inmunitario de los bebes y los niños pequeños, a la construcción de una arquitectura cerebral sólida y al funcionamiento neurológico.
Si los padres sentimos altos niveles de ansiedad y estrés, los niños lo perciben.  En consecuencia, es posible que sus rutinas se vean perturbadas. Para un niño menor de 6 años es sumamente perjudicial la falta de atención y de cuidado. Por eso, en este momento tan delicado que estamos viviendo en nuestro país y en la región Amazonas, es necesario establecer en casa un entorno de afecto y juego.
Nos corresponde a los padres comprender a nuestros hijos. Por eso debemos organizarnos en casa para atenderles e interactuar con ellos de la mejor manera posible. ¿Cómo hacerlo? ¿Cómo atender a sus preguntas y angustias? ¿Cómo conversar con los niños que comparten la cuarentena con nosotros? ¿Cómo encontrar los espacios y momentos propicios para jugar y entretenernos?
Crear las mejores condiciones para nuestros niños e interactuar con ellos de manera positiva es un desafío grande en la situación actual. Podemos hacerlo desde nuestras actividades de rutina diaria en el hogar; por ejemplo: en el momento de la alimentación, del baño, del lavado de manos, del cambio de ropa, durante la preparación de los alimentos, mientras se lava la ropa, al ordenar la ropa en el armario, limpiar, ordenar la habitación, entre otros quehaceres del hogar.
En la zona rural podemos aprovechar las experiencias directas con el contexto natural. Ahí, la gran mayoría se encuentra en sus chacras sembrando, cosechando, pescando, ordeñando la vaca, recogiendo huevos de las aves de corral y en otras actividades de la vida cotidiana. Dentro de la adversidad en que estamos, todo esto genera un entorno favorable para que el desarrollo del niño no se interrumpa.
Los padres y educadores debemos hacer lo posible para que nuestros niños sigan creciendo y avancen en su desarrollo socioemocional y cognitivo como una edificación sólida. Quedémonos en casa para atenderles y protegerles del virus.
  MILAGROS CONSUELO HERRERA OCC
                                                                Especialista Educación Inicial – DRE Amazonas

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Dirección de Gestión Pedagógica
Elver Puerta Salazar
Director

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