Compartimos una
narración que forma parte del libro El
Hombre que Calculaba, escrito por Malba Tahan (seudónimo del escritor
brasileño Julio César Mello de Souza). Debido a su gran potencial, esta obra podría
ser utilizada por los docentes para el logro de aprendizajes significativos de
forma divertida y desafiante.
Lectura sugerida
para estudiantes del VI ciclo para
contribuir al logro del estándar de las competencias:
ü
Resuelve problemas de cantidad
(área curricular: Matemática)
ü
Lee diversos tipos de textos
escritos en lengua materna (área curricular: Comunicación)
LA REPARTICIÓN DE LOS 35 CAMELLOS
Hacía pocas horas
que viajábamos sin ningún contratiempo, cuando nos sucedió una aventura digna
de ser narrada, en la cual mi compañero Beremís puso en práctica, con gran
talento, sus habilidades de incomparable algebrista.
Muy cerca de una
antigua posada medio abandonada, encontramos tres hombres que discutían
acaloradamente al lado de un lote de camellos.
El inteligente
Beremís trató de informarse de qué se trataba.
-Somos hermanos
-dijo el más viejo- y recibimos, como herencia, esos 35 camellos. Según la
expresa voluntad de nuestro padre, debo yo recibir la mitad, mi hermano Hamed
Namir una tercera parte, y Harim, el más joven, una novena parte. No sabemos,
sin embargo, cómo dividir de esa manera los 35 camellos, y a cada división que
uno propone protestan los otros dos, pues la mitad de 35 es 17 y medio. ¿Cómo
hallar la tercera parte y la novena parte de 35, si tampoco son exactas las
divisiones?
-Es muy simple
-respondió el “Hombre que calculaba”-. Me encargaré de hacer con justicia esa
división si me permiten que junte a los 35 camellos de la herencia, este
hermoso animal que hasta aquí nos trajo en buena hora.
Traté de intervenir
en la conversación:
-¡No puedo consentir
semejante locura! ¿Cómo podríamos dar término a nuestro viaje si nos quedáramos
sin nuestro camello?
-No te preocupes del
resultado, “bagdalí”-me dijo en voz baja Beremís-. Sé muy bien lo que estoy
haciendo. Dame tu camello y verás, al fin, a qué conclusión quiero llegar.
Fue tal la fe y la
seguridad con que me habló, que no dudé más y le entregué mi hermoso “jamal”, que inmediatamente juntó con los 35 que allí
estaban, para ser repartidos entre los tres herederos.
-Voy, amigos míos – dijo dirigiéndose
a los tres hermanos -, a hacer una división exacta de los camellos, que son
ahora 36.
Y volviéndose al más viejo de los
hermanos, así le habló:
-Debías recibir, amigo mío, la mitad de 35, o
sea 17 y medio. Ahora recibirás en cambio la mitad de 36, o sea 18. Nada tienes
que reclamar, pues es bien claro que sales ganando con esta división.
Dirigiéndose al segundo heredero,
continuó:
-Tú, Hamed Namir, debías recibir un
tercio de 35, o sea 11 camellos y pico. Vas a recibir un tercio de 36, o sea
12. No podrás protestar, porque también es evidente que ganas en el cambio.
Y dijo, por fin, al más joven:
-A ti, joven Harim Namir, que según la
voluntad de tu padre debías recibir una novena parte de 35, o sea, 3 camellos y
parte de otro, te daré la novena parte de 36, es decir, 4, y tu ganancia será
también evidente, por lo cual solo te resta agradecerme el resultado.
Luego continuó diciendo:
-Por esta ventajosa división que ha
favorecido a todos vosotros, tocarán 18 camellos al primero, 12 al segundo y 4
al tercero, lo que da un resultado (18+12+4) de 34 camellos. De los 36 camellos
sobran, por lo tanto, dos. Uno pertenece, como saben, a mi amigo el “bagdalí” y
el otro me toca a mí, por derecho, y por haber resuelto a satisfacción de todos
el difícil problema de la herencia.
-¡Eres inteligente, extranjero! –
exclamó el más viejo de los tres hermanos-. Aceptamos el reparto en la
seguridad de que fue hecho con justicia y equidad.
El astuto Beremís –el “Hombre que
calculaba”- tomó posesión de uno de los más hermosos “jamales” del grupo y me
dijo, entregándome por la rienda el animal que me pertenecía:
-Podrás ahora, amigo, continuar tu
viaje en tu manso y seguro camello. Tengo ahora yo, uno solamente para mí.
Y seguimos nuestra jornada hacia la
ciudad de Bagdad.
Actividades propuestas
Para el área de Matemática:
1. ¿Qué
opinas del reparto de los camellos hecho por Berimís?
2. ¿La
operación realizada por Beremís está bien hecha? Explica
3. ¿Cuál
es el motivo por el que sobran dos camellos después de la repartición realizada
por Beremís?
4. Observa
el siguiente razonamiento a base de los datos de la narración: ½+1/3+1/9 = 17/18 ¿A
qué conclusión arribas? ¿Será que esta expresión sirvió a Beremis para deducir su ganancia?
Para el área de Comunicación:
1.
¿Quién es el narrador de la historia leída?
2.
En el primer párrafo, el narrador dice que
Beremís es un “incomparable algebrista”. ¿Por qué le califica de esa manera?
3.
¿Crees tú que Beremís usó habilidades
comunicativas para solucionar el problema de la repartición de los camellos? Fundamenta
tu respuesta.
4.
Según el cuento leído, ¿hay relaciones entre la
matemática y la comunicación? Fundamenta tu respuesta.
Chachapoyas, en
tiempos del reinado del COVID-19
Jamilton Loja Maldonado
Especialista en
Educación – DRE Amazonas
Maximo Humberto Damacén Huamán
Especialista en
Educación – DRE Amazonas
Dirección de Gestión Pedagógica
Elver Puerta Salazar
Director
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